Tokki no nació en un laboratorio de startups, ni salió de una incubadora de negocios.
Nació en medio de una pandemia, en la sala de una casa, con una laptop, mucho tiempo libre… y una historia que no pudimos ignorar.
En ese entonces teníamos una pequeña tienda en línea de productos preloved. Era más hobby que proyecto serio, la verdad. Pero cuando la pandemia golpeó fuerte, todo el comercio de lujo se vino abajo. Se acabaron las ventas. Se acabó la página. Y se acabó nuestra motivación.
Estábamos estancados, como tantos otros.
Hasta que, en un pasillo cualquiera del súper, nos encontramos con Jos.
Vecino del barrio. Hijo de doña Cristi. Un chavo tranquilo, conocido por pasear perros o hacer mandados por la zona.
Nos lo encontramos en el supermercado, justo en medio de aquel caos pandémico. Llevaba los ojos bajos, los hombros caídos.
Su mamá le acababa de recordar —en voz alta— que no había pasado el examen de la UNAM, que ya estaba harta.
La escena fue incómoda, pero también reveladora.
De regreso a casa, la conversación fue inevitable. Dos de nosotros éramos pumas, habíamos entrado a la UNAM sin mayor complicación, y aunque suene políticamente incorrecto, el examen nunca nos pareció particularmente difícil. No porque seamos genios, sino porque tuvimos acceso a mejores herramientas que la gran mayoría.
Entonces nos preguntamos: ¿Qué había pasado con Jos?
Lo contactamos. Teníamos su perfil en Instagram.
Hablamos.
Y lo que encontramos fue a un adolescente colapsando en silencio.
No por flojo. No por irresponsable.
Simplemente nadie le había enseñado bien.
Ni la escuela. Ni los cursos. Ni la plataforma que su mamá había pagado con la esperanza de verlo triunfar y que solo le había dado videos viejos y exámenes de prueba con ejercicios random.
Decidimos ayudarlo.
Nada formal. Sin planes a futuro. Solo por convicción.
Le empezamos a dar estructura, hábitos, seguimiento. Desde lo más básico. Porque Jos no tenía bases en matemáticas, ni comprensión lectora sólida, ni confianza en sí mismo. Y no era su culpa, el sistema hagwon que cierto profe del ITAM nos había enseñado, duro disciplinado pero modificado a lo que un adolescente necesita.
Trabajamos durante meses.
Todo de "cuates" estábamos ayudando a un vecino y amigo
Y cuando presentó el examen nuevamente… sacó 116 aciertos.
Una mejora monumental, si consideramos que el año anterior había obtenido 73.
No lo gritamos en redes. No vendimos un “antes y después”.
Lo celebramos.
Y seguimos con nuestra vida.
Pero algo cambió.
La gente empezó a llegar. Un amigo de Jos. Luego una prima. Después un vecino.
Poco a poco, sin marketing, sin publicidad, sin influencers.
Solo por recomendación. De boca en boca.
Así nació Tokki.
No como una empresa, sino como una respuesta.
Una respuesta al sistema educativo que abandona, a los cursos impersonales, a los métodos anticuados, a la idea de que si no lo logras es porque “simplemente no sirves para estudiar”.
En Tokki creemos que el esfuerzo sirve… cuando está bien dirigido.
Y que el talento existe… cuando alguien lo acompaña.
Nuestro equipo empezó siendo dos personas.
Hoy somos 14.
De 10 alumnos al año, pasamos a más de 70, dando acompañamiento real en cualquier rincón de la republica gracias a la revolución tecnológica que vivimos.
Y ahora, por fin, abrimos las puertas al mundo.
Ya no necesitas conocer a alguien que haya pasado por Tokki para saber que existe y entrar.
Ahora cualquiera puede entrar al curso.
fuimos sumamente cuidadosos antes de hacerlo, nos aterraba la idea de vernos rebasados por el numero de alumnos, pero después de nuestra Beta exitosa en 2024, estamos aquí sabiendo que tenemos capacidad para brindar la misma calidad a todo el que lo necesite.
Experiencia tenemos:
Desde alumnos que ayudamos a entrar a la UAM,
hasta un estudiante de San Juan de Lurigancho, en Perú,
que logró entrar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
gracias a una exalumna nuestra que había ido a turistear por allá y le recomendó el curso.
Tokki era un hobby.
Ahora es una misión.
Queremos ayudar a todo el que lo necesite,
con un método que funciona,
porque lo hemos vivido, lo hemos probado, y lo hemos perfeccionado.
Sabemos que algunos piensan que somos caros.
Y puede ser.
Pero pongámoslo en perspectiva: 40 semanas de material cuidadosamente diseñado, monitoreo real, seguimiento personalizado y atención diaria.
No es un curso grabado en 2018 por 4000 pesos ni una guía PDF de 400 pesos.
Es acompañamiento real. Es una inversión.
Te damos lo que muchos no se atreven:
Tiempo. Método. Dedicación. Confianza.
Y un equipo que se toma en serio tu futuro.
Porque Tokki no es solo un curso.
Tokki es una segunda oportunidad.
Una comunidad.
Una rebelión contra el “no puedes”.
Y aquí estamos.
Listos para que tú seas el siguiente.
contacto@tokkiacademia.com
TOKKI ACADEMIA ®
POWERED BY ARAMINTA LAB ®